Desmineralizacion_Wong_(Fangacio)
Reseñas

La desmineralización de los árboles

Julia Wong (Chepén, 1965) ■ Paracaídas (2014) ■ 66 páginas ■ 25 soles


Poesía. Uno de los ejes principales de la escritura de Julia Wong es la interpelación directa a la memoria íntima. No solo la suya propia como individuo, sino también la perteneciente a su familia y a sus ancestros. En sus libros es posible reconocer un circuito activo entre las terminales que constituyen la confrontación y la reconciliación con el pasado, tanto con sus huellas como con sus símbolos. El caso de La desmineralización de los árboles, su más reciente poemario, no es la excepción.

Aunque dividido en tres secciones –«Ramas», dividida a su vez en dos partes, «Dolor» y «Fiestas para un cuervo (celebración)»– y con diecinueve poemas compuestos en prosa o en verso, existe un único tono que lo recorre de principio a término y que revela una suerte de insatisfacción de la protagonista en cada uno de los textos. La intensidad utilizada para transmitir sus tribulaciones descubre la naturaleza de este tono.

Así, en un primer momento luce como un reclamo o un reproche ante los vaivenes que el tiempo le impone («Cae flácidamente mi piel/ Como el olor a tierra con estiércol/ Así como el universo busca a Sísifo, Sísifo me busca a mí»); pero también es una exclamación de la vida, de lo dinámico, de la transformación de la herida en costra y cicatriz («Mi omóplato destruido por el peso de los químicos/ Setecientos lunares escondidos bajo un gladiolo/ La tierra empieza a subir por mis pies/ Y se cobra la venganza de los desposeídos»).

Aquí hay que mencionar la relevancia que en el libro tiene la figura del cuerpo. Herido, enfermo, convaleciente, se asemeja a una criatura desesperada por librarse de aquello que la somete. El dolor hace del cuerpo un abismo ante el cual la memoria y la poesía fungen de puentes colgantes para la conciencia. Este decaimiento obliga a la protagonista a hurgar en sí misma, por lo que la recuperación física también será una recuperación espiritual. Para lograrlo tendrá que salir de su presente y viajar por los territorios más sombríos de su interior.

La desmineralización de los árboles es una bitácora de esa travesía, desde el encuentro con el dolor hasta la victoria sobre la muerte: un iracundo canto de esperanza. Por Octavio Urbano


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